El problema fundamental de la educación latinoamericana es el de sus desigualdades. Los desequilibrios sociales externos a la escuela, no menos que la ausencia de políticas compensatorias efectivas de parte de los planificadores, frustran los ideales igualitarios que proclama el discurso político de la educación pública.
Por “demanda potencial de escolaridad” se entiende la población que se encuentra dentro de los grupos de edad que en un sistema educativo plenamente normalizado estarían incluidos en los distintos niveles escolares.
La repercusión de la educación formal en la movilidad social esta determinada por la eficiencia interna del sistema escolar, entre otros.
El principal contribuyente del gasto educativo era entonces, como ahora, el gobierno federal, particularmente a través de la Secretaria de Educación Pública.
En el caso de los gastos educativos se tropieza todavía con muchos obstáculos para determinar los límites y los planes dentro de los cuales pueden ser recuperados, aunque se tienen bases para suponer que representan, en términos generales , inversiones de lenta maduración.
Por estas razones es necesario relacionar los gastos ejercidos por la SEP con los Ingresos Federales Efectivos Ordinarios del Gobierno Federal.
Es necesario que las oportunidades de ingresar al sistema educativo, de perseverar en el mismo y de aprovechar académicamente lo necesario con el fin de avanzar de un grado escolar al subsecuente, estén distribuidas en forma equitativa entre todos los estratos sociales y regiones del país. Para esto es necesario que quienes reciben las oportunidades mencionadas tengan también la posibilidad de tener acceso a los mercados de trabajo con muchas probabilidades de obtener una remuneración por lo menos directamente proporcional a los niveles de escolaridad que hayan adquirido.
El estrato social como la escolaridad alcanzada por los padres de los individuos son factores determinantes de importancia en la distribución de oportunidades escolares en todos los niveles de enseñanza.
La distribución de oportunidades educativas gratuitas o subsidiadas no contribuye significativamente a la movilidad social intergeneracional.
A medida que se avanza a través de los distintos grados y niveles del sistema educativo, éste tiende a hacerse cada vez más discriminatorio para los alumnos cuyas familias pertenecen a los estratos sociales más bajos.
Los recursos dedicados a la educación son aprovechados, en primer lugar, por las entidades que desde otros puntos de vista han sido más favorecidos. Sólo hasta el momento en que dichas entidades han alcanzado niveles de desarrollo escolar suficientemente altos, los recursos empiezan a fluir hacia las más rezagadas.
La escolaridad de los individuos esta asociada con sus ingresos personales. Tanto el ingreso personal como la movilidad social recibieron alguna influencia del llamado “efecto certificación”.
Cuanto mas alta sea la escolaridad alcanzada por los individuos, mayores son sus probabilidades de desempeñar ocupaciones de rangos superiores a las que correspondieron a sus padres, y viceversa.
Para las distintas ocupaciones de los padres de los individuos, es diferente el umbral escolar exigido para que éstos puedan ascender en la escala ocupacional o permanecer en el mismo nivel de sus padres.
OPINIÓN.
En mi opinión personal, de lo anterior puedo concluir que la educación formal de los dos sexenios planteados, a pesar de los esfuerzos del Gobierno Federal, no se pudo satisfacer la demanda potencial de todos los niveles educativo, y los índices de satisfacción de la demanda escolar y la eficiencia interna fueron mas notables en las zonas urbanas que en las rurales. También como consecuencia de lo anterior, el desarrollo socioeconómico de las entidades urbanas creció junto con la satisfacción de la demanda de niveles educativos, ya que, la propensión del mercado de trabajo para aceptar nuevos participantes aumentó prácticamente en proporción al número de grados escolares que han cursado, En comparación con las entidades rurales que crecieron más lentamente. Por ello entre más niveles educativos curse el individuo mejor calidad de vida tendrá.
Por mi parte puedo relacionar estos temas con una de las noticias que me llamó la atención, El informador (2011,31 de ago.) Más de 21 mil maestros no dan clases. El informador. Recuperado de: http://www.informador.com.mx/México/2011.
En la cual se plantea el hecho de que el Gobierno Federal hace anualmente un gasto de más de 321 millones de pesos para pagarles a los maestros, sin embargo, éstos no cumplen con sus deberes, provocando así la ineficiencia dentro del sistema escolar. Esto lo puedo relacionar con el tema abordado por el autor, donde nos plantea que el Gobierno Federal por medio de la SEP aporta la mayor parte de los recursos al sistema educativo, aunque, dichos apoyos aun no son suficientes para la satisfacción de la demanda escolar.
Muñoz I., C. (1996) Análisis del papel de la educación formal en la transmisión intergeneracional de las desigualdades sociales en el caso de México (1958-1970). En: origen y consecuencias de las desigualdades educativas. Investigaciones realizadas en América Latina sobre el problema. (pp. 17-63). México DF., Fondo de cultura Económica.
Me gustó mucho tu comentario y como lo relacionaste con las noticias, creo que planteaste muy bien las ideas principales del tema.
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